Junto a la rueda y la escritura, el fuego es uno de los grandes descubrimientos de la Humanidad. Civilizaciones, industrias, guerras, movimientos y muchos acontecimientos históricos lo tuvieron como protagonista.
La existencia del fuego se remonta a millones de años antes de la aparición del Homo Erectus, quien lo utilizaba para cocinar alimentos y calentarse en grupo, dando lugar a uno de los actos más importantes de la historia de la Comunicación: las reuniones.
Las reuniones permitieron a las comunidades establecerse y generar los primeros mecanismos de comunicación para forjar su identidad. Cada historia ayudó a construir una cultura, y luego una civilización. Mitos y leyendas reforzaron sus cimientos y plantaron las semillas para las siguientes. Encontraron virtudes que utilizaron para avanzar y progresar, pero también para recuperarse de las grandes caídas. “No es lo que pasa, es qué hacemos con lo que pasa”, se dice para alentar a las personas a seguir adelante, a no dejar apagar su fuego.
30 años atrás, encendimos la fogata. Nos unimos para crear nuestra identidad y ayudamos a crear otras. Nacimos, aprendimos, triunfamos, caímos y nos pusimos de pie, pero entendimos que una vez encendido el fuego… nunca se apaga.